EL PODER DE LAS PALABRAS (3)
El tercer poder de las palabras es el de cambiar. A diferencia de la carta en la mesa, la palabra goza de una envidiable capacidad para convertirse en otra cosa. Las palabras, a veces, mudan el significado y los que las esperaban donde siempre se encuentran en su lugar una piel seca, que no significa nada. Este poder de las palabras, como los otros dos, no guarda relación con la semántica sino con la pragmática. Esa cosa, que como todas las importantes, el bachillerato colocaba en un anexo, después de mil inútiles análisis sintácticos. Los días anteriores nos hemos fijado en la actualidad para entender los poderes de las palabras. Hoy no vamos a ser menos. Pensemos en el Tribunal Supremo.El Tribunal Supremo tiene un nombre que acojona sin necesidad de haber leído a Kafka. El Tribunal Supremo sabe lo que significan las palabras más trascendentales: libertad por ejemplo. Es como la Academia de la Lengua de las cosas que importan. El otro día se reunió para cambiar dos palabras: remisión