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Ayer, domingo, el presidente de Valencia, el de España y los Reyes fueron a visitar Paiporta. Les recibieron con insultos y agresiones. Les tiraron barro. Sánchez decidió volverse y, en la retirada, le dieron con un palo. Cuando estuvo dentro de su coche, y ya no tenía alrededor guardaespaldas, algunas personas, cuatro o cinco, entre ellas dos o tres mujeres de corta estatura, un joven casi adolescente y un señor calvo y gordo, vestido con pantalón corto, golpearon su coche. Los Reyes decidieron seguir, despreciaron la protección de los paraguas que les prestaban sus escoltas, y se fueron hacia la gente: aguantaron los insultos y consiguieron conversar con algunos de los muchos que les gritaban a un palmo de sus narices. Esa situación duró, al parecer, una hora. Hay una gran cantidad de vídeos y grabaciones. El presidente de Valencia, bajo y callado, permaneció junto al Rey, desapercibido. El hombre, un desastre como político, al menos estuvo allí. Sánchez, no. Sánchez demo