UN PRONÓSTICO SOBRE LA ALARMA
Hoy, 18 de marzo de 2020, estoy en casa por la mañana, animoso, sano, escribiendo, porque el gobierno ha impuesto un Estado de Alarma que obliga, entre otras cosas, al confinamiento en casa y restringe de un modo tan radical los desplazamientos que, yo mismo, en tres días, solo pisé la calle ayer y por el tiempo justo para bajar la basura. Y los contenedores están enfrente del portal. Igual que yo estoy en mi casa, está cada uno en la suya. Algunos mas cómodos, con terraza, con jardín o con piscina. Otros muchos, más incómodos, hacinados, sin luz o vistas y con menos recursos y esperanzas. Una experiencia así, que incluso a mi me ha transformado, devolviéndome, por ejemplo a la escritura con pluma, cambiará otras muchas cosas porque aunque experiencias globales para una generación ha habido en otras ocasiones: el 23-F o el 11-S o el 11-M, todas ellas eran experiencias puntuales, hasta el punto de que han pasado a la historia como una fecha. Esta vez se trata de una viven