VÍCTIMAS (2)
Después de que el Zaragoza nos endosara seis goles anteayer podría aprovecharme y hablar de las víctimas en primera persona. No lo haré. Porque soy del Madrid por múltiples razones insondables y absurdas, y por una sola causa defendible: detesto profundamente el victimismo de los otros equipos, particularmente el victimismo blaugrana (aunque también el valencianista, pero nunca consigo poder hablar de Valencia). Hacerse la víctima para dar pena me desagrada. Aprovecharse de eso para colocarse en superioridad moral, me ofende. Intentar obtener privilegios desde ahí, me repugna. En el capítulo de ayer habíamos dejado a Fungairiño a punto de convertirse en supervíctima nacional de España porque es un funcionario al que han cambiado de destino. Teníamos también al presidente de gobierno jugando con la cabeza suelta de un pobre paralítico. Pocos días después, otros paralíticos, víctimas de verdad de poderes que sí desgajan cuerpos reales, tan reales que son sus propios cuerpos, ho