FORMAS Y TIEMPOS DE LA COMUNICACIÓN
Las posibilidades de internet tienen maravillada a mi madre, que gracias a este blog sabe más de mi de lo que le he dicho por teléfono en los 23 años que hace que no estoy en casa. Coco afirmaba que no sabía hablar con su madre más de veinte duros, que es lo que estaba dispuesto a gastarse en la cabina que había debajo de Sánchez Barbero, en la isla de la Rúa (adjunto foto). Veinte duros, sí, pero ¿cada cuánto tiempo? Ahí es donde a mi madre le surgía el desacuerdo, que este blog compensa en parte, dice. Espero. Ahora mi madre asiste a nuestras conversaciones, lo cual, supongo, es una fantasía de toda madre, y ve que es verdad que no nos hemos hecho unos drogadictos, aunque sí unos descreidos. Todo, gracias a las posibilidades de internet, que permite, incluso, mostrar vídeos en la distancia, lo cual era mucho más de lo que podíamos esperar cuando creíamos que con el correo electrónico lo habíamos visto todo. Por ese camino vamos, aunque falta gente. Por ejemplo, hay en M