soliloquios

Llevo años profetizando una cosa que no acaba de ocurrir. Se trata de la autodisolución del movimiento abertzale por lo feas que van sus chicas. Una cosa es ser un kale borroka y arriesgarte a ir a la cárcel y otra tener que pasarte la vida con unas tías que van peinadas como si quisieran meter miedo a las legiones romanas. Paseando por San Sebastian, con esa increíble cantidad de bellas pijas rubias de cuarta generación, hijas y nietas de bellezas rubias ya acostumbradas a comprar los encajes para la mesa del comedor en lugar de hacerlos, es imposible no suponer que a los batasunos también les gustan. Serán de Batasuna, pienso, pero no son de Plutarcón. Lo cierto es que llevo mucho tiempo con la cantinela, y nada. Viendo hoy en la portada de EP a Otegi me ha parecido que se ha hecho muy mayor para el flequillo y me ha parecido que él lo sabe. Sabe que ya no son edades para ir despeinado y con el flequillo levantado por delante, como seguro que su chica lo lleva levantado por detrás,