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Mostrando entradas de enero, 2009

MADRID Y LOS ESPÍAS

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Buscaba una foto y entré en la página de la presidencia de la comunidad de Madrid . Estaba allí y es esta. Había visto esta imagen en un reportaje de televisión y me llamó la atención por el gran cambio que se había producido en dos de los protagonistas de los espionajes conocidos estos últimos días. Ignacio González y Francisco Granados eran distintos hace año y medio, cuando se constituyó el gobierno del que forman parte. Eran más bien gordos y vestían más bien brillantes, con esas telas refulgentes que usamos los pueblos arabizados en las grandes ocasiones. La tesis que iba a defender es que el espionaje adelgaza porque quien te espía se lleva algo tuyo. Una tontería con ínfulas literarias. Que estos dos han adelgazado está más que claro: Ocurre que la lectura de la página de la Presidencia de la Comunidad de Madrid me ha dejado tan perplejo que no puedo pensar en otra cosa. Desde hace más de cuatro años, cada día se publican varios reportajes de varias fotos en los que se ve a Espe

BERLUSCONI

Atención al siguiente vídeo. Los primeros 50 segundos son suficientes. Se trata de una noticia de ayer, 20 de enero, el día en el que Obama, presidente USA, dijo que el mundo ha cambiado y que hay que adaptarse. El mundo habrá cambiado, pero Italia es de otro mundo. Sería interesante analizar la toma de posesión de Obama, sus presupuestos estéticos y morales. Sería interesante comparar esos presupuestos con los del programa de la televisión italiana. Digamos, como resumen, que lo casposo parece, ahora, además, muerto. Porque esa gente del vídeo no son frikis, son zombis.

OBAMA

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Obama es el ipod de la política: deseable, moderno, usable, fascinante, sorprendentemente capaz y ágil. Obama es claramente otra cosa, es nuevo y fluyente: el discurso le sale con la misma naturalidad que el baile. Nada que ver con Bush, que caminaba torpemente antes de perpretar ante el atril un discurso de mascachicles. Bush era el comediscos, y Obama es el ipod. No recuerdo qué gran periódico fue el que dictaminó, al comienzo de 2008, que una de las pocas cosas seguras de ese año era que por primera vez una mujer llegaría a ser presidente de USA. Obama parece, pues, no sólo la mayor sorpresa del 2008, sino, también, la única positiva. Lo malo es que aquella apuesta imposible, que hoy es presidente, parece ahora la única esperanza contra el desastre mundial. Suena bien, pero es demasiado pensar que un ipod va a arreglar el mundo. NI siquiera un ipod negro.

REAL MADRID

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Lo he quitado de mi perfil, pero lo digo por la directa: soy del Madrid. Asisto, pues, con especial interés a las presentaciones del club: básicamente futbolistas a los que les fallan las piernas y directivos cuya cara da miedo. El Real Madrid desde que descartó, por cojo, a un bípedo sano, empezó a fichar, como sanos, cojos a mansalva, hasta el punto de que algunos nos preguntábamos, ante el fichaje de un cojo nuevo, si vendría a no jugar de cojo izquierdo o a no jugar de cojo derecho. La ventaja de los cojos del Madrid es que, a diferencia del sano rechazado por cojo, han sido, en general, jugadores carísimos. Woodgate, fichado cojo, batió en su día las cantidades pagadas por un defensa y, luego, Pepe, cojo fichado mientras caminaba, las remató, llevándolas hasta los 36 millones de euros. Para no primar a unas líneas sobre otras, el Madrid, ficho, cojo, a un delantero, Robben, por cantidad similar. Un gran jugador, hasta que se acuerda de que es cojo y se pasa tres meses sin jugar. H

MAGDALENA ALVAREZ

Magdalena Álvarez no sabe hablar. No se la entiende. No organiza su discurso. No sabe colocar las ideas importantes en el sitio importante. No sabe ordenar lo positivo y lo negativo. No vocaliza. No entona donde se debe. Es un desastre expresivo. La persona pública a la que peor se entiende, pues a Fraga no se le entiende en absoluto. A Magdalena Álvarez, andaluza y socialista, la criticó, con poca elegancia, Montserrat Nebrera, catalana y popular, en la radio, diciendo, entre otras cosas que "su acento da risa". Las reacciones han sido espectaculares. Me fijaré en Javier Arenas, andaluz (como Magdalena) y popular (como Montserrat) quien ha dicho: "No acepto a nadie que haga bromas ni comentarios sobre la forma de hablar en Andalucía (...) No acepto, por insignificante que sea, cualquier comentario que se refiera a los andaluces en tono jocoso o vejatorio" Criticaré, pues, a un leonés: Zapatero coloca los acentos donde no toca, su prosodia aburre a un muerto y su ca

LA CRISIS Y LAS MAGNITUDES

La moneda de España se llama euro. Pero, antes, había otra, que se llamaba peseta. "Euro" es un nombre que muestra una intención, una ambición. "Peseta" es un nombre que da a entender un uso y una modestia. Se celebra, ahora, el aniversario del cambio al euro. Recordamos el día en el que la gente, para entender el precio de cualquier cosa, debió aprender a dividir por 166,386, operación complicada para hacerse de vez en cuando e imposible para enfrentarla constantemente. En conclusión, los españoles aceptaron moverse en un mundo de magnitudes ridículamente reducidas, pero llenas de esperanza (euro), cuyo valor calculaban a ojo o dividiendo por 100, que, como es cuestión de ceros, es más fácil. Un coche, por ejemplo, pasó de costar dos millones quinientas mil pesetas a quince mil euros, que para muchos españoles eran un millón y medio de pesetas. Las operaciones eran así de inflaccionistas, pero quedaba claro que las cifras eran mucho más pequeñas. La gente de la