PERDER LA CABEZA
En una ocasión estuve en México y, en un día libre, alquilamos un taxi entre tres. Se suponía que el chófer era, además, arqueólogo. Comprendimos rápidamente que no (a no ser que arqueólogo signifique allí algo distinto). Pero era mexicano, que no es poco. Durante el día pasaron varias cosas curiosas, aunque sólo voy a contar una. En un momento dado, el chófer reconoció que se había perdido. No por mucho, pero no encontraba la dirección. Detuvo el vehículo. Entonces, nos fijamos de que justo delante había un coche de policía: -¿Por qué no pregunta? -¿A la policía? No. Esos te piden dinero. Sentí una gran extrañeza porque la idea de sobornar a la autoridad para encontrar una librería no la había visto en ninguna película (mi fuente sobre corrupción policial). Y entonces, se me ocurrió una pregunta: -Entonces, ¿usted cuál cree que son los principales problemas de México? El tipo tenía una lista. Y la iba a dar. -El primero, la homosexualidad. La lluvia y la contaminación también estaban,