PERDON POR EL PREGÓN
Por lo que yo imagino, lo más parecido al pregón de una fiesta debe ser el saque de honor de los partidos de fútbol: algo que ocurre en el centro de la escena, entre las autoridades, ante el absoluto desinterés del público que, mientras, aprovecha y se saluda, se acomoda y, como mucho, pregunta: -¿Y ese quién es? Y puede ser el capitán de la selección de balonmano o miss Castilla-La Mancha, que da lo mismo. Supongo que, como la mayoría de la gente, no he ido a un pregón en mi vida. Sin embargo no estoy seguro de lo que hagan los demás, porque, dadas mis tendencias populares y mi carácter jaranero, jamás asisto a ninguna de las celebraciones que le siguen, así que nadie tiene la oportunidad de decirme si ha ido o no ha ido al pregón. En la fiesta de la Mercer, en Barcelona, el pregón se lo encargaron a Elvira Lindo, en lugar de hacer como hacen en todas las fiestas de Asturias que se lo encargan siempre a Jerónimo Granda. Los barceloneses siempre están por las novedades, pero al intro