EL PODER DE LAS PALABRAS
ETA tiene que decir una palabra, pero no la dice. Todo el mundo, menos el PP, se la reclama, pero ETA se niega. ETA prefiere seguir diciendo lo que ha dicho siempre porque lleva así treinta años y treinta años no son nada. Hace treinta años, cuando éramos niños, nos pasó a nosotros también: te pegabas y ganabas o te pegabas y perdías. Si ganabas, y tenías al otro niño bajo tu rodilla pelada, le decías: - ¿Te rindes? - No. Había niños así de cabrones, capaces de ganar cuando estaban perdidos, que te obligaban a seguir pegándoles, con más furia que ganas. La furia venía de que no pegabas a un niño sino al poder de las palabras, que siempre están más allá de todas las bofetadas. Si perdías, era el niño el que te espachurraba contra el suelo y te decía: -¿Te rindes? Entonces, hacías el intento de negarte y notabas que entre el pie y la piedra, en algún lugar del cráneo a presión, refulgía una libertad estúpida, y poderosa: - No. Duraba sólo un rato, y acababas llorando,