TOLERANCIA CERO
Una de las sensaciones extrañas que tenía cuando era católico, se debía al uso del lenguaje. Cuando estaba en reuniones católicas tenía una incómoda y antinatural sensación de asepsia verbal. Ciertas palabras y expresiones no se decían y su ausencia creaba una atmósfera tan poco natural como la de un quirófano: útil para operar, pero inadecuada para vivir. La extrañeza me vendría, supongo, de que las palabras y expresiones ausentes en ese entorno, eran, para mí, normales en otro. En mi instituto, como somos progres, se utiliza bastante el lenguaje políticamente correcto. Por ejemplo: no somos “profesores” sino “profesorado”; no son “alumnos” sino “alumnado”. Y no suena extraño que un profesor se refiera a los colegas del resto de España como los del resto del “territorio” (en su descargo, decir que da clases de geografía). A mí todo esto sí se me hace raro. Tan raro que no hablo así, creo. El lenguaje políticamente correcto es un lenguaje consciente, creado para intentar corregir