soliloquios

Iba a escribir sobre el tripartito. Sobre la inmensa ilusión que ha generado. Montilla, la persona pública más aburrida de la que hay noticia, con perdón de Solbes, se empeño en hacer un gobierno. Como es un tipo sin capacidad de sorpresa y como, además, había perdido muchos votos, no puedo cambiarlo por otro y cogío el mismo, pero de una talla más pequeña. La suya. Maragall es alto. Y luego está el flequillo, que suma. Montilla es más chiquitín. Y calvo. Pero el gobierno es el mismo: un tipo en el centro con corbata oscura y camisa clara y, a los lados, el de la camisa oscura y la corbata oscura y el que lleva el polo negro hasta el último botón. Lo que digo, muchísima ilusión. Es el mismo gobierno, pero parece más viejo. Como si hubiera nacido cansado. Y es que el tripartito de Maragall tenía un presidente mayor que parecía joven y el tripartito de Montilla tiene un presidente joven que parece mayor. Nosotros también parecemos mayores, pero es de la ilusión. PD: He abierto un fotob