soliloquios

Permitir que un país extranjero condicione nuestra educación ¿es patriota? Plegarse a un tratado firmado con un país que elige al mandatario por cooptación ¿es democrático? Dejarse influir por una institución que discrimina a las mujeres ¿es igualitario? ¿Por qué nadie se atreve a decir que el Estado Vaticano es otro, es endogámico y machista? La derecha no lo dirá porque, para ellos, la Iglesia Católica es España (a esto se le llama nacionalcatolicismo) y el Estado Vaticano, la Santa Sede. ¿Y la izquierda? ¿Por qué la izquierda no se atreve a impugnar el Concordato, que es el núcleo del problema? ¿Por qué es más fácil mover el Estatuto de Cataluña que plantearse hacerlo con un acuerdo internacional? Porque el nacionalismo todavía es una fe de muchos (y creciendo), y la izquierda sólo es un criterio de gestión. Y el catolicismo ¿qué es? el masajista y el psicólogo de la derecha: la parte enseñable de lo que están dispuestos a permitir que se haga con el cuerpo y con la ment

Al parecer, España se rompe porque una comunidad autónoma quiere más competencias. Las pide, haciendo uso de sus competencias legítimas, por los cauces que competen, y de hecho el asunto está en el Congreso de los Diputados, que es el competente. Las críticas a estas peticiones son todas legítimas, pero se institucionalizan de extrañas maneras. Ayuntamientos y comunidades autónomas adoptan resoluciones en contra, saltándose alegremente sus competencias. La reina absoluta de la incompetencia es Esperanza Aguirre, entiéndase esto hasta donde la frase alcance. Si sus declaraciones las hiciera Ibarreche, ella misma saldría a decirnos que España está rota. Como las hace ella, las declaraciones están bien y España se reunifica. El Estatuto de Cataluña no es competencia de la Comunidad de Madrid, como es obvio. La política exterior española, tampoco. En España, la materia vence siempre a la forma. Si nos parece que la causa lo merece, no hacemos miramientos con los procedimientos. Por la d