SERVICIOS DOMINICALES
El domingo por la mañana, mi tía Lola se sienta en la galería soleada y lee el diario de León. Pasan tan pocas cosas en León que El diario de León, un domingo, titula con pronósticos a un quinquenio vista. Así, exactamente: "dentro de cinco años la mitad de los usuarios de servicios sociales serán emigrantes". Mi tía Lola, que está jubilada, se asusta. Mi abuela, a su lado, viuda y pensionista desde hace muchos quinquenios, ni se inmuta: las medicinas que le paga la seguridad social la mantienen en un puntín delicioso. Mi tía Carmen, jubilada, no está, ha salido con una amiga jubilada. Y, en frente, en mi casa, mi padre, jubilado, aún no ha vuelto de comprar El Mundo, y no puede, por lo tanto, disfrutar de su propia ración de sustos. Los únicos que podríamos asustarnos realmente somos Raquel y yo, que trabajamos, pero no nos asustamos mucho, porque El Diario de León, en un sobre título en letra diminuta, escribe: "los inmigrantes trabajan una media de 45 horas