FE
Hay algunas personas que consideran que sus creencias merecen más respeto que otras. Son, lógicamente, aquellas personas cuyas creencias son menos convincentes. O más absurdas. O absolutamente idiotas. Se trata de un mecanismo adaptativo. Carentes de argumentos, desarrollan una piel ultrasensible y venenosa: ay de ti como les toques. Dado que la gente es más razonable que todo eso, conseguir personas así requiere empezar el tratamiento desde niños. Con niños, quiero decir. A los niños se les cuentan cuentos y cuando, al crecer, manifiestan dudas, se les explica que esas dudas muestran que les falta una cosita. -¿Qué cosita es? -Una cosita que, si la tuvieras, no dudarías de las mentiras que te estoy contando - ¿Y cómo se consigue? - Si te las crees.