ATROPELLO DE UN CICLISTA
Encontramos a un amigo en los medios (radio y prensa), con su nombre y sus dos apellidos, acusado de corrupción política. Se trata de un gran salto biográfico para nosotros y, en la ducha, pienso si esto significará que al fin somos alguien ¡Qué ilusión! (en la ducha es complemento circunstancial de lugar y no importa) El caso es que nuestro amigo iba en bicicleta por la calle Corrida de Gijón, que es calle peatonal, cuando la policía municipal le detiene, le aplica una multa de más de 500 euros y la retirada de 9 puntos del carnet de conducir, porque su PDA (la del poli) no discrimina ciclistas de conductores de autobuses y porque este ciclista iba, al parecer, en sentido contrario (¿en una calle peatonal?) y con los cascos puestos. Rober, que ese es su nombre (sí, sí, Rober, el mismo), al parecer, presenta una reclamación en las oficinas municipales y se la aceptan. La multa se reduce a 90 euros. Pero la policía no descansa y el multador insaciable mira en internet y averigua que Rob