PLANTILLA ABERTZALE
Don't y yo dedicamos uno de nuestros viajes cutres de verano a conocer el País Vasco profundo. Pasamos por aldeas muy limpias de cuyos ayuntamientos e iglesias colgaban grandes retratos en blanco y negro que no eran, precisamente, de santos reconocidos. Con un sofisticado sentido de la narración, dejamos para el final la plaza fuerte batasunera de Hernani. Allí, rodeados de una gente amable, nos ocurrieron cosas. Para empezar, una duda planteada a un vecino cualquiera nos acabó conduciendo hasta un concejal gordo, cordial, en camiseta, que estaba con los colegas en una terraza. Fue él quién nos recomendó donde dormir, con tan buena suerte, para don't, que pudo hacerlo en una habitación sin ventanas, llámalo zulo, lo cual, en Hernani, es una ambrosía. Tras abandonar la herricotaberna, donde la decoración eran huchas y ampliaciones de fotocopiadora de retratos más o menos formales de chicos más o menos jóvenes, nos sentamos en una plaza, con vistas al frontón, a tomar una cervez