TALLITAS
Tasio estaba orgulloso de sus medidas. Se consideraba bien hecho. Y lo estaba desde la base, porque los pies también eran modélicos: - gasto un 42. Pero un 42 justo. Nada de un 41 y medio. Voy a una tienda de zapatos, pido un 42, y justo. Me hacía mucha gracia y nos reíamos. - Pero Tasio, las tallas no son perfectas, sólo son tallas. - Ya, ya. No sé si nos entendíamos. El hecho de que a Tasio le gustaran las matemáticas hacía más divertido que situara la perfección en el 42, al fin de cuentas un número par como hay tantos. Y eso me hacía dudar si Tasio era más platónico que yo o, simplemente, tenía más autoestima (por ser, desde luego, más perfecto). Quiero decir que quedaba la duda de si la perfección de su pie nacía de su adecuación a la talla 42 o si la talla 42 se situaba como talla modelo por ser la de su pie. El gobierno español, conocedor de que Tasio está contento con su tallaje, se ha puesto a homologar las tallas de las mujeres. Primero mide, con un rayo láser, a más de och