MARIANO RAJOY Y LA RELIGIÓN
Entre las muchas preguntas que le hicieron a Rajoy en la tele, una trataba sobre la materia de educación para la ciudadanía. La señora que preguntaba manifestaba su inquietud por esa materia obligatoria y se quejaba (al parecer) de la discriminación que sufren los católicos (sus hijos) en la escuela. Digo “al parecer” porque la mujer preguntaba con tal torpeza que sentí mi tradicional vergüenza ajena y, durante un rato, dejé de escuchar.
Sí escuché la respuesta de Rajoy. Dijo que la educación para la ciudadanía era algo que se aprendía en casa. Que ellos querían la clase de religión que contara para la nota y con alternativa. Y dijo, sin que nadie se lo preguntara, que sobre otras religiones, que bien, pero que siempre y cuando respetaran los principios de la Constitución.
No estoy de acuerdo en nada. Ni con la señora (en lo que la oí y en lo que, al parecer, dijo luego), ni con Rajoy.
Sobre hijos discriminados en la escuela, le concedo la palabra a todos aquellos que tienen que elegir una alternativa absurda para no elegir una religión que no profesan, practican, quieren. No un año, todos los años de su educación.
La educación para la ciudadanía, desde luego, podría no existir. La ciudadanía podría aprenderse en la ciudad. Como muchas otras cosas. Advierto, por eso, que a la hora de quitar materias del currículo yo ganaría por goleada a Mariano Rajoy, que al fin de cuentas es conservador, y a varios de los lectores de este blog, que, a fin de cuentas, son matemáticos.
Lo que no puede ser es que la ciudadanía se aprenda en casa y que, al mismo tiempo, temamos que algunas religiones no respeten los principios constitucionales. Porque, entonces, los alumnos cuyos padres practiquen esas religiones no van a aprender en casa los principios constitucionales. Tampoco puede ser que digamos alegremente que debemos ser precavidos en relación a otras religiones, como si la religión católica derivara su legitimidad de la constitución o, sencillamente, fuera coherente con ella, o, incluso, intercambiable con la constitución. (Y ya hemos oído a la conferencia episcopal opinar sobre la constitucionalidad de algunas cosas).
La religión católica es una institución con un conjunto de creencias anteriores y, en ocasiones, opuestas a las de la constitución, y un líder político debería decidir si quiere ser democratacristiano o liberal o, al menos, no hacernos comulgar con que una cosa lleva a la otra.
Por mi parte, soy partidario de que la educación para la ciudadanía sea obligatoria y de que la religión no se enseñe en las escuelas, sino que se aprenda en casa o en cualquiera de los innumerables templos perfectamente adaptados para ese fin, y que cese, así, la discriminación de los sufridos no creyentes.
Sí escuché la respuesta de Rajoy. Dijo que la educación para la ciudadanía era algo que se aprendía en casa. Que ellos querían la clase de religión que contara para la nota y con alternativa. Y dijo, sin que nadie se lo preguntara, que sobre otras religiones, que bien, pero que siempre y cuando respetaran los principios de la Constitución.
No estoy de acuerdo en nada. Ni con la señora (en lo que la oí y en lo que, al parecer, dijo luego), ni con Rajoy.
Sobre hijos discriminados en la escuela, le concedo la palabra a todos aquellos que tienen que elegir una alternativa absurda para no elegir una religión que no profesan, practican, quieren. No un año, todos los años de su educación.
La educación para la ciudadanía, desde luego, podría no existir. La ciudadanía podría aprenderse en la ciudad. Como muchas otras cosas. Advierto, por eso, que a la hora de quitar materias del currículo yo ganaría por goleada a Mariano Rajoy, que al fin de cuentas es conservador, y a varios de los lectores de este blog, que, a fin de cuentas, son matemáticos.
Lo que no puede ser es que la ciudadanía se aprenda en casa y que, al mismo tiempo, temamos que algunas religiones no respeten los principios constitucionales. Porque, entonces, los alumnos cuyos padres practiquen esas religiones no van a aprender en casa los principios constitucionales. Tampoco puede ser que digamos alegremente que debemos ser precavidos en relación a otras religiones, como si la religión católica derivara su legitimidad de la constitución o, sencillamente, fuera coherente con ella, o, incluso, intercambiable con la constitución. (Y ya hemos oído a la conferencia episcopal opinar sobre la constitucionalidad de algunas cosas).
La religión católica es una institución con un conjunto de creencias anteriores y, en ocasiones, opuestas a las de la constitución, y un líder político debería decidir si quiere ser democratacristiano o liberal o, al menos, no hacernos comulgar con que una cosa lleva a la otra.
Por mi parte, soy partidario de que la educación para la ciudadanía sea obligatoria y de que la religión no se enseñe en las escuelas, sino que se aprenda en casa o en cualquiera de los innumerables templos perfectamente adaptados para ese fin, y que cese, así, la discriminación de los sufridos no creyentes.
Comentarios
1.-En su capacidad para transmitir -en casa- a sus hijos la religión que dicen practicar.
2.-En los medios personales e inmobiliarios de su Iglesia, para que eduquen a sus hijos.
3.-En la fe que profesan. Si no se generaliza y no se evalúa no se fían.
Por otra parte: ¡Dios mío, que nefastas son tus religiones!
Su recién amiga de 13 años, que es heavy-gótica, tunea los pilots y estudia en un colegio público, dice que "alucina tía".
Comencé a leer este blog en el punto álgido de la crispación (asunto De Juana). Me pareció que su autor y sus comentaristas se mostraban como un bloque sin fisuras en torno a su lider. Viva el pensamiento único. Con la distensión parece que se da paso a cierta autocrítica, lo cual es de agradecer. Támbién mirando páginas antiguas se ve que el blog se intenta ver la realidad y no sólo seguir fielmente la política de un partido.
Marcos-loiayirga: tienes razón.
Si buceas por el Blog-mundo verás que es un fenómeno que tiende a repetirse con pequeñas variaciones. Por ello,de vez en cuando acostumbro a denominar "amado líder" al Blog-master de turno. Aunque con un post como el de hoy es dificil no estar de acuerdo, ¿no?.
Pero, qué coño, voy a disentir (con retraso): por más que le doy vueltas no veo porqué las profesoras de instituto pueden recibir unas buenas samantas de hostias de sus parejas con el beneplácito de las instituciones judiciales del estado. Si las cosas son así, me gustaría al menos que se nos dijese el título académico que se requiere para gozar impunemente de dicha ambrosía (¿vale acaso un curso CCC?).
PD: profesoras universitarias:¡Ojo!.
El caso de Valladolid (por lo que sé) es el de alguien que reclama por malos tratos sicológicos después de 16 años de convivencia.
No fiándome de lo sicológico más que lo justo, lo que defiendo es que por encima del acoso sicológico continuado está la responsabilidad de una persona adulta, económicamente independiente y culturalmente educada para irse donde no le jodan la existencia. Responsabilidad que la sociedad le concede en ámbitos públicos, dándole trabajo como profesora.
Me mantengo en mis trece, para que marcos no diga.
..............
Impartida por Alfonso Ussía
¿O es que a pipurrax no se le ocurre nada que decir y copia literal el comentario anterior?
Lo que quiere decirnos introduciendo el comentario con sus dos nick es que ambos heterónimos están de acuerdo en este caso. Lo cual no sucede con otros comentarios.
Aunque yo otra cosa haré, pero callar ni debajo del agua.