MAHOMA (2)

(PUBLICO POR TERCERA VEZ ESTE COMENTARIO. ALGO HUELE A PODRIDO EN DINAMARCA)

¿Por qué no puedo yo representar a Mahoma? ¿Qué consecuencias se derivan de que lo haga o de que lo deje de hacer?

No puedo representar a Mahoma porque hay personas en el mundo (1000 millones más o menos) que consideran que esa representación no puede hacerse.

- Sin embargo, hay cosas que mucha gente no quiere y se hacen.

Pero en este caso ocurre que esa gente considera que eso es sacrílego. Sacrílego es más que indeseable. Al hecho de no representar a Mahoma esa gente le concede el valor máximo que se le puede conceder a una cosa: lo consideran sagrado. Sagrado es lo más. Sagrado es cuatro estrellas michelín. Lo sagrado debe respetarse. No respetar lo sagrado permite cualquier tipo de respuesta.

- ¿Y quién puede decir que algo es sagrado?
- Las religiones.

Lo siento mucho, pero no estoy de acuerdo. Algunas personas deciden que sus posiciones son inatacables, que sus ideas, por estúpidas e indeseables que sean, tienen un valor superior a las de los demás. Me niego en redondo. Si les molesta mucho, que se fastidien mucho. Yo he aprendido a aguantarme cuando oigo decir cosas que considero muy ofensivas. No admito a nadie que crea que lo que le ofende a él es más ofensivo que lo que me ofende a mi. Depende de la capacidad de encaje, que se educa, y de la capacidad de defensa de la propia posición, que es educable también.

Que alguna gente reclame una sensibilidad superior, en nombre de lo cohesionado que está su grupo me parece una amenaza enorme a mi libertad de ir por libre. Creo que debe ser rechazada de plano. Mi capacidad para no ofenderme depende de mi esfuerzo educativo y ciudadano. Este esfuerzo le es exigible a quienes quieran vivir en nuestra sociedad. Por eso, entre otras cosas, la educación es obligatoria. Estoy con el primer ministro de Dinamarca.

Sami Nair dice que luchan dos integrismos. Falso y muy peligroso. Es mucho más grave que se queme una bandera de Dinamarca que se haga una caricatura de Mahoma. Sin comparación. ¿Por qué? Porque siendo las dos ofensas simbólicas, una representa una forma de organización humana basada en la igualdad de las personas y en la libertad política a partir de la discusión de las ideas y la otra representa la creencia en la verdad de un texto indiscutido e indiscutible. La libertad de expresión no es un principio equivalente al de la fe religiosa. Al contrario, es infinitamente superior. Igualarlo es ya una forma de desvalorizarlo. Humillarlo en nombre de la religión sería penoso.

Desde luego, yo no voy a tratar con más consideración al imán de Islamabad que al obispo de Mondoñedo. Ha costado muchos siglos domesticar al obispo de Mondoñedo, para que sólo diga dos burradas al año, como para aceptar, en nombre del multiculturanismo, dar setecientos años marcha atrás.