PEDAGOGÍAS
Pablo y Ana enseñan a sus hijas que los niños son buenos y, a veces, se comportan mal. Pablo y Ana tienen el problema de que otros padres presuponen pedagogías diferentes. Así, una mamá llega y dice:
- Ese niño es muy malo, verdad Marta, ¿le pegamos?
Lo cual a Pablo y Ana les parece un torpedo en la línea de flotación de su sistema, siéndolo.
Viene esto a cuento porque me gustó ayer la respuesta de Zapatero a Rajoy. Zapatero dice que Rajoy es valiente y listo, lo que pasa es que, a veces, no va a los debates y pierde las elecciones. Zapatero, al decir esto, confía en los Pablos y en las Anas de este país, que son bastantes. Rajoy, para quien Zapatero es un cobarde y un bobo, presupone otra pedagogía. Se dirige hacia otro público, que también existe. ¿Será optimismo antropológico presuponer que esta segunda escuela está mermando?
Comentarios
No se trata de educar en lo políticamente correcto. Por un lado, no creo que haya niños malos de nacimiento, como tampoco creo en el pecado original. La culpa del niño malo sería, en gran medida, de sus padres, así que lo del niño no sería un pecado sino una penitencia.
Pero ya digo que la motivación no es esa. Se trata más bien de restar argumentos al que obra mal. Si al que se comporta mal lo calificamos de malo y llega a asimilar que esa es su esencia, ¿qué otra cosa más que maldades podemos esperar de él?
- ¿Por qué hiciste eso, que está mal?
- Pues porque soy malo. Los malos hacemos maldades, qué le vamos a hacer.
En cambio, si el niño es consciente de que es bueno, y de que sabemos que es bueno, será una anormalidad que se comporte mal, será forzosamente un acto voluntario y deliberado, y entenderá más fácilmente que eso merece una reprobación.
Y hay otro aspecto, como dice mi señora: no se trata de juzgar a los individuos, sino sus comportamientos.
Pero es difícil llevar esto a la práctica. A las conversaciones ajenas me remito.
PD: donde dice niño podría decir adulto. No sé qué tendrá que decir Jotas a todo esto.
Cuando nuestra amiga Elena viene a casa con su hija Inés (4 años) a esta siempre le parece poco el tiempo que pasa allí y siempre
marcha de mala gana cuando no de mala manera. Ayer fue un día de estos: después de perseguirla media hora con el abrigo y los
argumentos de siempre la niña acabó descubriendo sus verdaderas intenciones:
-Es que yo quiero quedarme a vivir aquí.
Si Inés es el PP, ¿qué tal pinto yo en el papel de Sonsoles?