ESPAÑA CATÓLICA ACTUAL
España es un país católico.
Aquí los conceptos morales fundamentales son: "ortodoxia" y "pecado".
Los ateos españoles son tan católicos o más que los católicos españoles (éstos últimos, al tener que seguir explícitamente esa fe en pleno siglo XXI, han comprobado la imposibilidad del proyecto y se han tornado protestantes). Los ateos españoles, autodefinidos por su oposición a la Iglesia, no tienen la tendencia de compararse con la iglesia que rechazan, y repiten implícitamente lo que de modo explícito dicen repudiar. (Sería impensable que un progre acusase a otro de comportarse como un obispo o una abadesa).
Como yo lo veo, Dirección General de Política Lingüística e Instituto de la Mujer son nombres modernos de Movimiento Nacional y Damas Catequistas (por ejemplo).
Como el grillo que canta alto, rascando sus patas, para exhibir una fuerza que cohiba a los otros grillos y le evite el combate con sus rivales (lo que finalmente mermaría la fuerza de la que ahora presume), también los nuevos poderes exhiben músculo para evitar el enfrentamiento.
Esos poderes, creaciones españolas contemporáneas, explícitamente progresistas, han acabado afianzándose por el aumento del número de personas que logran vivir a cuenta de esas convicciones y han blindado esa situación mediante leyes que les garantizan su estatus penalizando los comportamientos diferentes. Ortodoxia.
Esos poderes conceden un papel fundamental a la trinchera semántica, una primera línea vital para evitar la batalla de los conceptos (y la de los privilegios y los gastos). Los términos idóneos deben ser unos (lengua "propia", violencia de "género", "profesorado") y quien no los utiliza ya se está desacreditando. Así que no merecerá la pena discutir con quien no habla como debe. Quien no habla de la manera correcta está fuera de la comunidad de los buenos y, por lo tanto, no puede participar de la comunión de los que obran bien, quiere decirse de los que hablan bien. Pecado.
Aquí los conceptos morales fundamentales son: "ortodoxia" y "pecado".
Los ateos españoles son tan católicos o más que los católicos españoles (éstos últimos, al tener que seguir explícitamente esa fe en pleno siglo XXI, han comprobado la imposibilidad del proyecto y se han tornado protestantes). Los ateos españoles, autodefinidos por su oposición a la Iglesia, no tienen la tendencia de compararse con la iglesia que rechazan, y repiten implícitamente lo que de modo explícito dicen repudiar. (Sería impensable que un progre acusase a otro de comportarse como un obispo o una abadesa).
Como yo lo veo, Dirección General de Política Lingüística e Instituto de la Mujer son nombres modernos de Movimiento Nacional y Damas Catequistas (por ejemplo).
Como el grillo que canta alto, rascando sus patas, para exhibir una fuerza que cohiba a los otros grillos y le evite el combate con sus rivales (lo que finalmente mermaría la fuerza de la que ahora presume), también los nuevos poderes exhiben músculo para evitar el enfrentamiento.
Esos poderes, creaciones españolas contemporáneas, explícitamente progresistas, han acabado afianzándose por el aumento del número de personas que logran vivir a cuenta de esas convicciones y han blindado esa situación mediante leyes que les garantizan su estatus penalizando los comportamientos diferentes. Ortodoxia.
Esos poderes conceden un papel fundamental a la trinchera semántica, una primera línea vital para evitar la batalla de los conceptos (y la de los privilegios y los gastos). Los términos idóneos deben ser unos (lengua "propia", violencia de "género", "profesorado") y quien no los utiliza ya se está desacreditando. Así que no merecerá la pena discutir con quien no habla como debe. Quien no habla de la manera correcta está fuera de la comunidad de los buenos y, por lo tanto, no puede participar de la comunión de los que obran bien, quiere decirse de los que hablan bien. Pecado.
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