FEMINISMO PRÁCTICO
- Profe, necesito cambiarme. Me llegó ayer la regla y me puse el tampón cuando salimos del hotel.
- No te preocupes que le pregunto a la guía dónde hay un servicio por aquí cerca.
- Yo también.
- Y yo.
A una de mis compañeras, la escena no le pasó desapercibida. Y me dijo:
- ¿Te das cuenta? Un problema de menstruación ¡y te lo plantean a ti! Es increible cómo se sigue manteniendo el machismo de siempre.
A mí sí me parecía increible. Lo que no me parecía era machismo (pero, claro, qué voy a saber yo).
Las alumnas (cuatro) fueron entrando al café y yo las esperé en la plaza porque sabía llegar al sitio donde la guía me había dicho que podíamos reincorporarnos al grupo.
Mientras íbamos hacia los demás les dije:
- Deberíais hacer un poco más de caso a las profesoras.
- Ya, pero es que los problemas nos los resuelves tú.
No sé si las alumnas iban a seguir mi consejo porque las profesoras, por su parte, tomaron la iniciativa, reunieron a las alumnas y les explicaron cómo debían menstruar.
Al cabo de un par de horas, una alumna plantea que se le ha perdido la cartera y que, sorprendentemente, otra la ha visto colgada, a la vista de todos, en un kiosko enfrente de la catedral. La profesora toma el mando y dictamina.
-Es mejor que vaya Ángel. Italia es un país muy machista y a él le harán más caso.
Fui. El italiano del kiosko era tan machista que hasta era hombre. Sorprendentemente era muy amable. No sé si con cierto machismo le preguntó a la alumna cuánto dinero tenía en la cartera.
-Cincuenta euros.
El hombre cogió la cartera y contó.
-Cincuenta y cinco.
Le dimos todos las gracias, nos hicimos una foto con él y con el dinero intacto volvimos al redil, felices en nuestra inconsciencia que no nos permitía sentir que éramos víctimas de un machismo ambiental y enfermos de un machismo inconsciente, y menstrual.
- No te preocupes que le pregunto a la guía dónde hay un servicio por aquí cerca.
- Yo también.
- Y yo.
A una de mis compañeras, la escena no le pasó desapercibida. Y me dijo:
- ¿Te das cuenta? Un problema de menstruación ¡y te lo plantean a ti! Es increible cómo se sigue manteniendo el machismo de siempre.
A mí sí me parecía increible. Lo que no me parecía era machismo (pero, claro, qué voy a saber yo).
Las alumnas (cuatro) fueron entrando al café y yo las esperé en la plaza porque sabía llegar al sitio donde la guía me había dicho que podíamos reincorporarnos al grupo.
Mientras íbamos hacia los demás les dije:
- Deberíais hacer un poco más de caso a las profesoras.
- Ya, pero es que los problemas nos los resuelves tú.
No sé si las alumnas iban a seguir mi consejo porque las profesoras, por su parte, tomaron la iniciativa, reunieron a las alumnas y les explicaron cómo debían menstruar.
Al cabo de un par de horas, una alumna plantea que se le ha perdido la cartera y que, sorprendentemente, otra la ha visto colgada, a la vista de todos, en un kiosko enfrente de la catedral. La profesora toma el mando y dictamina.
-Es mejor que vaya Ángel. Italia es un país muy machista y a él le harán más caso.
Fui. El italiano del kiosko era tan machista que hasta era hombre. Sorprendentemente era muy amable. No sé si con cierto machismo le preguntó a la alumna cuánto dinero tenía en la cartera.
-Cincuenta euros.
El hombre cogió la cartera y contó.
-Cincuenta y cinco.
Le dimos todos las gracias, nos hicimos una foto con él y con el dinero intacto volvimos al redil, felices en nuestra inconsciencia que no nos permitía sentir que éramos víctimas de un machismo ambiental y enfermos de un machismo inconsciente, y menstrual.
Comentarios
Hice una vez una unidad didáctica para el CPR con dos compañeras bastante obsesionadas con el machismo. La unidad no trataba de eso, pero cualquier excusa es buena. Yo, único hombre, aguantaba estoicamente los chaparrones contra el machismo y asentía. ¡Muera el machismo! ¡Muera!
Al final llegué a la conclusión de que las reinvidicaciones que ellas tenían contras sus respectivos maridos me tocaba escucharlas a mí. No es que ellas los nombraran expresamente pero si no tanta obsesión no se explica.
Ahora, cuando se oye hablar de la violencia de género me pregunto si no tendré alguna parte de la culpa por haber nacido hombre.
Estas dos aspirantes estaban de acuerdo en todas las condiciones: horarios, salario,etc. Pero había una cosa que les perocupaba sobremanera: de ninguna manera "ficharían" para la empresa si el resto del personal era mayoritariamente femenino: en otras palabras: no querían trabajar con otras mujeres ni en pintura. Aducían que en su anterior empresa habían tenido muchos problemas por este motivo.
Ni idea de qué problemas eran ésos.
La cuestión es: si las aspirantes fueran hombres se les habría tachado de machistas retrógrados y no se les hubiera contratado. Como eran mujeres todo quedó en una simpática anécdota y se las contrató.
¿es esto machismo práctico?
Ya ves Ángel, disponer de la condición y de los medios es necesario pero no suficiente.