DE JUANA Y LO IRRACIONAL -LA EXPIACIÓN- (5)

Hace años vino a verme en varias ocasiones un padre muy preocupado. Su hijo debía comportarse mal, aunque la verdad es que no me acuerdo del niño, sólo del padre. Se trataba de un bombero de Aceralia, grande y concienzudo. Me explicó que para controlar los comportamientos del chaval contaban con la colaboración de la hermana pequeña.

- Ella hace de chivo espiatorio.

Quería decir que espiaba y se chivaba. No me pareció de buen gusto corregir al padre y, por otra parte, según René Girard, ignorar qué es el chivo expiatorio es fundamental para que la figura del chivo expiatorio funcione.



En Levítico 16 puede leerse el asunto. Yo acabo de hacerlo, en la biblia que me regaló Don Felipe y, como es un poco rollo, me voy a wikipedia que lo resume muy bien:

“La expresión proviene de un ritual del antiguo pueblo de Israel para el cuál se elegían dos chivos; mediante el azar se elegía uno para representar la figura de Yaveh, que era sacrificado por el sacerdote durante el rito; el otro era cargado con todas las culpas del pueblo judío, e identificado con Azazel. Este último, conocido como "chivo expiatorio" era abandonado en mitad del desierto, acompañado de insultos y pedradas.”

La idea de que se elige un chivo, se le considera el demonio y se le maltrata tiene interés porque hay autores que consideran que ese es el mecanismo por el que se construyeron las sociedades humanas. El grupo resuelve su violencia interior uniéndose en el odio a alguien, al que se destruye. La unión en esa acción sirve para calmar las diferencias. El crimen comunitario convierte a los humanos en cómplices, resuelve las distancias internas de la comunidad y, mediante su repetición simbólica, las veces que haga falta, propiciada por los mitos, mantiene la cohesión hasta que las tensiones crezcan hasta el punto de necesitar un nuevo chivo expiatorio.

Las claves son que la sociedad entera tiene que participar en la eliminación de la víctima propiciatoria y que nadie debe poner de manifiesto que se trata de una convención mostrando que la víctima no es culpable.

Hay que reconocer que de Juana cumple de maravilla el último apartado, por esa razón la fuerza con la que la masa reclamará la unión alrededor de su sacrifio es fácilmente estimulable y crecerá. El PP tiene en su mano todos los mecanismos de un momento social originario, una bomba atómica. No va a ser fácil que se resistan al poder de ese anillo, con el riesgo de que quienes no participemos de esa expiación nos enfrentamos a una fuerza social primordial y corremos el riesgo de quedaremos fuera de la sociedad, pues la unidad se presenta como una obviedad, pudiendo legitimamente ser devorados por esas señoras enfurecidas como hienas, calentadas en sus propias camas con el calor mañanero de esos obispos de blancas manos y voces infantiles que conocen estos mecanismos tan perfectamente que los trasmiten por la radio, en un ritual que ellos, sacrificadores profesionales de chivos, repiten con los españoles cada cierto número de años (70).