RECUSADO O VIRGEN
El Consejo General del Poder Judicial tuvo que elegir tres veces al juez que va a presidir la sala de la Audiencia Nacional en la que se juzgará a los acusados del atentado del 11 de marzo. El Tribunal Supremo invalidó los dos primeros nombramientos. El Consejo General del Poder Judicial, formado todo él por jueces, no dejó de valorar la idoneidad de su candidato dos veces ilegal e, insistiendo, consiguió hacerlo legal y Presidente.
Uno de los jueces del Tribunal Constitucional, que debía sentenciar sobre la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña, ha sido recusado por sus compañeros jueces del Tribunal Constitucional por 6 votos contra 5. El hombre había escrito un informe sobre qué condiciones debería tener un Estatuto para ser constitucional. Ahora, con esta recusación de alguien que ya había pensado sobre estatutos y constituciones parece que el estatuto de Cataluña tiene más posibilidades de ser declarado inconstitucional. Lo cual debería querer decir que el informe que redactó el recusado era una mierda y que no convence a nadie. En ese caso, el juez recusado no sería un juez recusable, sino un mal jurista. Con todo, fue recusado pues el riesgo parecería ser que, aún no convenciendo a nadie, el juez votaría a favor de lo que escribió, lo cual sí demuestra que es un mal juez, pues se le supone una terquedad independiente del juicio que merecen sus dictámenes (en esto, sin embargo, actúa como el Consejo General del Poder Judicial). Del mismo modo, los que admiten la recusación votarán en contra, pues el escrito que escribió el recusado en nada les incumbe, de malo que es, y porque lo que ellos van a votar ya lo sabían los que les votaron para jueces del Tribunal Constitucional.
O se puede elegir al juez de un caso a boleo entre todos los jueces (y ya no digamos en el Tribunal Constitucional), o que invoquen la independencia del poder judicial los adoradores de la virginidad de Yola Berrocal.
Comentarios
En este país todo se politiza: la justicia, los ecuatorianos, las víctimas del terrorismo, etc. Puesto que los políticos son el sector menos valorado por los ciudadanos y los médicos el que más, propongo medicalizar las instituciones, para así lograr que todo el mundo sea feliz. El tribunal supremo podría decir por ejemplo que el estatuto tiene buen o mal pronóstico y todos contentos