MUERTE Y ABSTRACCIÓN

Los primeros días de enero, unos amigos, corresponsales en la COPE (la madre de ella está enganchada a Federico), me informaron de que en esa excitada emisora el escándalo de esos días consistía en que, después del atentado, el gobierno se negaba a hablar de “muertos” y empleaba la palabra “desaparecidos”. Según se me informó, estas sutilezas semánticas habían sido desatadas por Arcadi Espada, pensador de guardia. La idea de fondo es la siguiente: el desaparecido, como ausente, puede llenarse con cualquier cosa; el muerto ocupa un espacio y su negación es imposible. El desaparecido es una entelequia, el muerto es real. Ante un desaparecido cabe un proceso de fin de la violencia. Ante un muerto, una cosa así es algo más que una falta de educación. La cosa es que los “desaparecidos” aparecieron y se vio que, en efecto, como presuponía Arcadi y en contra de las esperanzas de sus familiares, estaban bien muertos. Con esa denominación circularon los siguientes días: en el atentado de la T4 había habido dos muertos.

Un atentado con muertos no es lo mismo que un atentado sin muertos. Eso es así, se supone, por el elevado valor que le damos a la vida humana. A la de cada uno. A la de cualquiera. El hecho de que, como consecuencia del atentado de la T4, hubieran muerto dos personas (asesinadas, pues es un crimen y no un accidente) confería a ese atentado un valor añadido y lo hacía más rechazable.

Hay que saber, sin embargo, que pasado el tiempo, el sitio que ocupaban los muertos lo rellenan las víctimas. Puede parecer un proceso simple, pero no lo es. Los muertos están muy limitados por sus despojos humanos, son concretos. Las víctimas se construyen alrededor de estados de ánimo y conceptos morales, tienden a abstraerse.

Esta mutación es necesaria, pues nadie podría soportar la abstracción que la aplicación de la justicia supone si no se produjera antes la abstracción del cadáver en otra cosa. Ante el cuerpo de Miguel Ángel Blanco no se entendería que a su asesino le correspondieran 30 años de condena: habría que matarlo, como se hacía en estado sociales menos avanzados.

La pregunta es ¿cuánto tarda en convertirse un muerto en víctima? No hay una respuesta, pero el procedimiento se está acelerando. En el caso de los ecuatorianos muertos en la T4, han sido menos de 8 días.

A las pocas horas de que los desaparecidos hubieran empezado a desaparecer, la derecha empezó reclamando la concreción de los cadáveres ante la abstracción de los desaparecidos. Pero una vez encontrados los muertos (lo cual no se culminó hasta el día 4), empezó el proceso de desaparición de los muertos y aparición de las víctimas. En la manifestación del día 13, con los familiares y los compatriotas de los muertos no estaba la derecha. La derecha ya estaba con las víctimas.

Mi pregunta es: si a quienes más dicen sentir el terrorismo la afectación se les pasa en 8 días, ¿no tendrá razón ETA cuando dice que el proceso sigue adelante, como si tal cosa?

Comentarios

á. ha dicho que…
no sabe, no contesta…

porque para ETA es “efecto colateral” (no pretendiendo víctimas)

para Zapatero “accidente” (ETA no pretendía víctimas)

y para Rajoy “fácil” (sin comentarios)

PS: Espada, de la derecha progre a la derecha íntima (cuidadín)
Anónimo ha dicho que…
ZP ha pedido perdón. Tomo nota.
heptafon ha dicho que…
Su predecesor en el cargo lo más que llega es a meter bolígrafos en escotes.
No hay sutileza ninguna en la estrategia del PP: "solos contra el mundo". "ni un paso atrás, ni para tomar impulso". "al enemigo ni agua".
Para que apoyasen al gobierno en su política contra la mafia vasca sería necesario que ZP reconociese que se hubiese equivocado en todo y pusiese su cargo a disposición de Acebes, ese pensador insigne.

Sigue pareciéndome lamentable que este grupo de extorsionadores canalice la actividad pública de este país. Como curiosidad el mismo día del atentado murieron dos personas enterradas en una obra. El paralelismo es notable pero no merecieron más que 10 líneas en la página 8...
Anónimo ha dicho que…
Hace tiempo que el PP se alimenta de los muertos y vive con las víctimas.