INDIGENISMO


Txeroki desempolvó el hacha de guerra y murieron dos indios. Parece de película pero es de verdad, doblemente. Indios de verdad y muertos de verdad.

Txeroki no es un nombre auténtico, es sólo un apodo. El nuevo jefe militar de ETA se llama realmente Garoitz Aspiazu. Él esto ya lo sabe y por este lado no se le pilla. Siendo el nombre falso, lo real de Txeroki es su causa: lucha por la liberación de un pueblo oprimido.

No está bien llamar indios a los ecuatorianos que murieron en la T4, porque en Ecuador las nacionalidades indígenas amerindias son sólo el 25% de la población y es posible que esos dos muchachos estuvieran, más bien, en el mayoritario grupo de los mestizos. Ser de pura raza, como Txeroki, es cosa de unos pocos escogidos.

La cosa es que los mestizos que murieron tenían nombres menos indígenas que Txeroki. Ni tan siquiera se llamaban Garoitz, sino Carlos Alonso y Diego Armando. Tenían, eso si, algo a su favor: disfrutaban de la independencia de España desde 1822. Satisfechos, así, en lo político, y sin una noble causa por la que luchar, se tumbaron a dormir, cansados de sus cansancios estrictamente personales (que podríamos llamar pequeñoburgueses), ignorantes de que en los planes del falso indio Txeroki estaba desempolvar el hacha de guerra.

Convertidos Carlos Alonso y Diego Armando en pasado por la bomba que en nombre del futuro de la Patria Vasca mandó poner Txeroki, pudimos viajar con sus cadáveres hasta el presente de las casas de sus familiares, seres libres que gozan, en la mayor de las miserias, de su independencia casi doblemente centenaria.

Sentada directamente en la tierra, frente al chamizo que habita, la madre ciega y descalza del dormilón de Carlos Alonso no puede comprender, en su ignorancia, el privilegio político que disfruta. Lejos de ella, en una tierra irredenta cuyos servicios sociales rezuman oportunidades, la madre doliente y humillada de un indígena auténtico (pero con nombre de película), piensa si ir de tapeo antes o después de la manifestación de las gestoras proamnistía.

Hace bien la madre de Txeroki. Hay que estar vivos, por si el niño es víctima de los opresores.

PD. ¡El fotoblog no para en invierno!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Pero es que los anhelos del alma, del espíritu son superiores a los simples anhelos mundanos y materiales. Si, además, son anhelos colectivos, de nada menos que de todo un pueblo oprimido, para qué te quiero contar.

Los afines a Txeroki tienen garantizada muchas necesidades básicas para ir por ahí predicando las necesidades de un ente abstracto. Eso, considerando a ETA como un agente político. Pero creo que debería considerarse como un grupo mafioso que ha hecho de la extorsión y la violencia su principal razón de ser porque es su medio de vida actual.

Para acabar, estoy harto de ver como ETA sigue dictando la agenda política de España.

PD no me puedo registrar, pero soy yo mismo.
Anónimo ha dicho que…
Y no hay 7º de caballería que lo solucione.
Anónimo ha dicho que…
En el nombre Diego Armando se sentía la esperanza de su madre de que ese niño saliera de la chabola. Por eso muchos se llaman como Rockefeler, Nelson, o llevan nombres ingleses como Robert Rodríguez. En el País Vasco los padres quizás nacidos en Chinchilla, les ponen a sus hiojos nombres como Andoni, que parece un mote, con el anhelo de que les convierta en ciudadanos inmunes.