HECHOS Y ARGUMENTOS

Ayer publiqué, sin querer, el borrador de un post que estaba escribiendo. Aún así, hubo quien escribió una respuesta. Con eso y con todo, lo borré porque se trataba de apuntes y no de una idea acabada. Ya no recuerdo qué iba a escribir entonces, así que ahora escribo esto, que se le debe parecer, más o menos.

Hay dos frases que no puedo quitarme de la cabeza. Una es de Rajoy sobre la relación del Gobierno con ETA y la otra de un portavoz del Vaticano sobre el nombramiento de Stanilaw Wielgus como arzobispo de Varsovia.

Frase 1: "Si usted no cumple sus compromisos, le pondrán bombas, y si no se las ponen es que ha cedido".

Frase 2: “en la decisión de su nombramiento habían sido consideradas todas las circunstancias de su vida”.

Todo lo relativo al arzobispo de Varsovia impresiona. Un ser humano expuesto ante sus semejantes es algo que siempre merece un respeto. La presión que recibe una persona que en el mismo acto puede llegar a ser el líder de un grupo o su chivo expiatorio debe ser difícil de soportar y debería movernos a la compasión.

La revelación de ciertas informaciones mostraba que el arzobispo católico había sido un espía comunista, lo que, a ojos de sus fieles, era ser todo lo contrario de lo que decía ser. Para mi, las dos cosas son parte de los mismo. La Iglesia y los servicios de inteligencia son instituciones que manejan secretos. Al cura se le cuentan los secretos que el espía también persigue.

Stanislaw Wielgus estaba a punto de llegar a la cúspide de una institución a la que la gente le cuenta sus secretos pero no le dejaron hacerlo porque se descubríó que le contaba secretos a una institución que controlaba secretos de la gente. Además, al parecer, los contaba con mucho empeño y exactitud, como es natural, pues era un especialista. Pues eso, que debería ser una virtud, se consideró un defecto y se le impidió llegar al cargo.

Lo más terrible de todo es que esa persona, prisionera de los secretos de los demás y de los papeles secretos de los servicios secretos, había sido nombrada después de que "se consideraran todos las circunstancias de su vida". Esa frase, teniendo en cuenta que la dice una institución que obliga a confesarse, agota por exceso de información y convierte, a mis ojos, la vida de ese hombre en un infierno que Kafka no hubiera sido capaz de desarrollar.

Como soy incapaz de comprender el interés por las vidas ajenas, estoy con Mariano Rajoy. A Mariano Rajoy los hechos se la traen floja. El tiene un argumento que le vale para todo: si es sí, usted pierde y gano yo. Si es no, también.

El contador de secretos polaco y el dicharachero razonador gallego , sin embargo, se parecen en una cosa. Un argumento así de diabólico es mejor guardarlo en secreto, porque si se hace público pareces un estafador del mismo tipo que el exarzobispo de Varsovia.

PD. El fotoblog, cada día una sorpresa.