EL PROCESO

El PP ha apostado tanto que lo que está en juego en este asunto es la supervivencia del PP. En ese sentido, el proceso no puede salir bien. Si sale mal, por eso mismo. Si saliera bien, durante los próximos cuatro años se nos explicaría, por escrito y por las ondas de Dios Misericordioso, Uno y Trino, que había salido mal, hasta que nos convencieran que había salido mal, como ya han convencido a algunos de que ETA ha ganado, los presos están en la calle y Navarra es Euskadi, como cualquiera puede fácilmente comprobar.

Si una mochila, una furgoneta (Kangoo), un mata cucarachas (ácido) y la declaración de algunos delincuentes han bastado, a los obispos y a Mr. red corpiño, para poner en cuestión un atentado con casi doscientos muertos de carne y hueso (más otros fragmentos de cuerpos humanos por ahí tirados), ¿qué no se podría decir de un pacto? Un pacto ni siquiera tiene la capacidad de Pilar Manjón de poner colorao a un parlamentario, o a dos.

En cualquier caso, como salir bien significa pactar con gente como Iñaki Bilbao o, al menos, pactar cosas que incluyen a gente como Iñaki Bilbao, no será difícil mostrar la parte desagradable del asunto. Sobre todo ahora que parece que nos hemos olvidado de lo que significaban los muertos. Este olvido llega hasta el punto de que Pío García Escudero, con una mezquindad digna de un Sr. Bilbao, en el Senado, para poner un muerto en el debate, tiene que ir a buscarlo hasta febrero de 2003, cuando gobernaba su partido, todo sea dicho de paso. Y ese olvido llega hasta el punto de que Ángel Acebes, para poner de manifiesto la gravedad del robo de las pistolas en Francia, dice que esas pistolas van a ir ahora...¡a la mesa de negociación!

Pistolas sobre una mesa es grave, sí. Pero dando tiros, es peor. Aunque, quizá, no para Acebes.