AGUSTÍN DIAZ DE MERA Y GARCÍA CONSUEGRA
Después del comentario anterior, pensé que debería escribir sobre Agustín. Don’t lo hizo por mí y recomiendo la lectura de su comentario en la entrada anterior.
Es cierto, nosotros sabemos qué tipo de persona es el anterior Director General de la Policía (y actual Diputado Europeo y, al parecer, conspirador radiofónico). Y lo sabemos, además, sin ninguna duda, porque le pudimos tratar mucho en una edad (nuestra) ya lúcida pero aún tierna. Están frescas las huellas de Agustín (cuyo nombre hay que leer con su propia voz, con especial trabajo en la última sílaba: remarcar el acento, subir medio tono y emitir el sonido nasal, a la vez). Era una persona sin atractivo ni carisma (no recuerdo haber oído hablar de él a nadie con ningún grado de admiración), sin autodominio ni recursos dialécticos cuando perdía el control. Y sin recursos dialécticos cuando tenía el control. Era vanidoso, ambicioso, autoritario y sólo tenía tres cosas buenas: fuerza en las manos, el cariño de sus perros y dos apellidos larguísimos (Díaz de Mera y García Consuegra).
Que ese individuo no podía ser el responsable de la policía era obvio para cualquiera que le hubiera conocido. De hecho nunca lo fue. Ocupó el cargo y salió en las fotos, pero fue el irresponsable que todos conocíamos. Le estallaron ante sus narices 200 españoles, cuya seguridad era su trabajo, y su reacción ha consistido en intentar demostrar que no se trató de un fallo circunstancial, sino estructural e incorregible: jamás hubiera podido protegerles, porque él, Agustín Díaz de Mera y García Consuegra, nunco controló a la policía que dirigía. Los policías iban por libre y Agustín era un monigote de Ávila que salía por la tele junto a un ministro de Ávila.
Agustín es tan tonto que conspira contra si mismo y tan malo que no le importa a cambio de qué.
Es cierto, nosotros sabemos qué tipo de persona es el anterior Director General de la Policía (y actual Diputado Europeo y, al parecer, conspirador radiofónico). Y lo sabemos, además, sin ninguna duda, porque le pudimos tratar mucho en una edad (nuestra) ya lúcida pero aún tierna. Están frescas las huellas de Agustín (cuyo nombre hay que leer con su propia voz, con especial trabajo en la última sílaba: remarcar el acento, subir medio tono y emitir el sonido nasal, a la vez). Era una persona sin atractivo ni carisma (no recuerdo haber oído hablar de él a nadie con ningún grado de admiración), sin autodominio ni recursos dialécticos cuando perdía el control. Y sin recursos dialécticos cuando tenía el control. Era vanidoso, ambicioso, autoritario y sólo tenía tres cosas buenas: fuerza en las manos, el cariño de sus perros y dos apellidos larguísimos (Díaz de Mera y García Consuegra).
Que ese individuo no podía ser el responsable de la policía era obvio para cualquiera que le hubiera conocido. De hecho nunca lo fue. Ocupó el cargo y salió en las fotos, pero fue el irresponsable que todos conocíamos. Le estallaron ante sus narices 200 españoles, cuya seguridad era su trabajo, y su reacción ha consistido en intentar demostrar que no se trató de un fallo circunstancial, sino estructural e incorregible: jamás hubiera podido protegerles, porque él, Agustín Díaz de Mera y García Consuegra, nunco controló a la policía que dirigía. Los policías iban por libre y Agustín era un monigote de Ávila que salía por la tele junto a un ministro de Ávila.
Agustín es tan tonto que conspira contra si mismo y tan malo que no le importa a cambio de qué.
Comentarios
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El 'Movimiento Solidaridad por Bandera' se concentrará el sábado a las 12 en la 'Fuente Luminosa'
Dicen que no hay que llevar banderas, pero sí un instrumento musical.
(Carnaval los 12 meses)
El PP propone una bandera un metro más alta para Santa Cruz
Llanos dice que los tinerfeños no deben avergonzarse de sus símbolos
El portavoz del PP en el Cabildo y candidato a la Alcaldía de Santa Cruz, Ángel Llanos, quiere que en la plaza de España ondee una bandera de Tenerife más grande que la recién izada en la Fuente Luminosa de la capital grancanaria. El mástil tendría un metro más de altura.
Ángel Llanos tiene claro que los tinerfeños no son menos que los canariones y por eso propone que en la simbólica plaza de España de la capital tinerfeña ondee una bandera de Tenerife tan grande como la de la Fuente Luminosa de la capital grancanaria, aunque eso sí, «un metro más alta».
Una vez más, la esupidez no conoce barreras.