ADOLESCENCIA MUSULMANA



Al parecer, una conferencia del Papa de Roma en la Universidad de Ratisbona ha sido contestada por los abogados musulmanes de Cachemira. Según los pies de foto de la prensa, la conferencia ha tenido gran repercusión en otros lugares de la India, y en El Cairo (sólo he visto tres fotos). En todos estos sitios, se ha respondido por el sistema de dar gritos. Otro interlocutor, en Gaza, prefirió matizar su desacuerdo por el método de lanzar una bomba dentro de una Iglesia.


Y luego habrá quien diga que no hay diálogo entre culturas. ¡Pero si hay conversación erudita!
- Alí, ¿has leído hoy la editorial de L’Observatore Romano?
- A eso iba.

El interés que el mundo musulmán manifiesta por la cultura occidental merece nuestra admiración y descubre la asimetría de esta relación.
- Oye, Manolo, te has enterado de lo que dijo Ahmadineyad.
- ¿El del Osasuna?

Ya me gustaría a mí ser musulmán (como aconsejaba, el otro día, el número dos de al-qaeda) y tener la amplitud de miras suficiente para poder disfrutar de mi tiempo libre dando respuesta a los debates de la Universidad de Ratisbona. Como soy un simple profesor de secundaria, occidental, y sin religión, miro las cosas desde el minúsculo límite de mi infantilizado mundo y todas estas cosas me recuerdan a la distancia que separa a adolescentes y adultos.

El occidente cristiano es un paisano que ya tiene 2006 años, trabajo y casa. Le ha costado una edad media, un renacimiento, unas guerras de religión, una ilustración y una revolución industrial, pero eso ya es agua pasada. Batallitas. ¿Quién se acuerda de eso ahora? Ahora, a ponerse las zapatillas cuando se vuelve al pisín, y a mirar catálogos para ver dónde serán las próximas vacaciones. Mientras, el mundo musulmán es un chaval que sólo tiene 1484 años, aún no trabaja (estudia -el Corán- o pira) y, lógicamente. se pasa el día en la calle, metiéndose en líos, arriesgando la vida por tonterías y tomándose las cosas serias a broma y las bromas en serio. Cuando se es un chaval, se desprecia a los adultos, pero se les atiende, para ver de qué pie cojean y para elegir algún modelo. Eso sí, lo que no se soporta es que los adultos hablen de uno, y mucho menos aprovechándose de que se está en la universidad de Ratisbona y no están los niños cerca.
- ¡Déjame en paz! ¡A ti que te importa!

Y, desde el otro lado, el adulto mira a los adolescentes con una mezcla de recelo y compasión: visten raro, consiguen pasarse el día en la calle con cuatro duros, de la vida no tienen ni idea, pero el futuro puede que sea suyo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Esos adolescentes están desde hace cinco años muy crecidos y a diferencia de los verdaderos, quieren cambiar a los adultos.
Anónimo ha dicho que…
Sospecho que Pablo y Ángel debían de ser unos adolescentes como los de estas fotos: con mucha barba.
Anónimo ha dicho que…
Nuestra hija Elena dice que de mayor quiere ser la Virgen Bombera, una nueva advocación mariana muy adecuada a los tiempos que corren.
heptafon ha dicho que…
No hay que desesperarse, en 500 años el problema estará resuelto. Y si dejase de utilizarse el petróleo, algunas juergas como la de Hizbolá de este verano serían menos populares. Con el petróleo a 70 € el barril es más fácil pagar 15.000 dólares por casa destruida que con el barril a 35€. No hay cosa peor que un adolescente nuevo rico.
Anónimo ha dicho que…
Sí. Un adolescente pobre y sin posibilidad de mejor fortuna.