MANIFESTACIONES Y MINIMANIFESTACIONES
El pasado sábado disfruté del privilegio de que me sirviera una tónica el director de la Crónica del Mundo de Castilla-León (edición de Valladolid). No me sirvió un gin-tonic, que era lo que me apetecía, por miedo a perder los puntos del carnet. Miedo mío, que era el que se lo iba a beber y el que tenía que volver a la ciudad. Además, él estaba en su casa y la guardia civil, desde hace tiempo, en las casas no se mete, todavía. La que sí se metió en la casa fue Raquel, porque hacía frío fuera. Hasta allí me colé yo también, para preguntar cuándo nos largábamos y allí, presidiendo el salón, vi los dos libros sobre Zapatero que ha publicado el director de la Crónica del Mundo de Castilla -León, el chico que me había servido la tónica que llevaba en la mano.
La razón de esta coincidencia, es que, en Lugán, celebrábamos que hacíamos como que celebrábamos dos primeras comuniones y un bautizo de tres sobrinas que tenemos en común. Utilizo esta fórmula, tan cautelar, porque la parte religiosa de la ceremonia, que es lo que se debería celebrar, me parece que no interesó a nadie. Desde luego, a nadie menor de setenta años y, claramente, ni a él ni a mí. Eso no impidió que él fuera el padrino y luciera traje y corbata, aunque, quizá, con más tonos naranjas de los que se consideran elegantes en ámbitos más urbanos y repolludos. No digo esto desde la autosuficiencia, pues otro de mis cuñados, dijo, literalmente, que yo parecía un presentador de televisión.
En todo caso, me pareció que el director de la Crónica del Mundo de Castilla-León (edición de Valladolid), estaba en su salsa en aquella falsa fiesta religioso-rústico-familiar, lo cual, creo yo, es una virtud cuando se dirige un periódico pelín mentiroso y destinado a una comunidad tan rural que podría cohibirse, ante un traje, digamos, de Hugo Boss.
Pensé en esas cosas, al día siguiente, domingo, mientras intentaba comprender de qué lado pretendía su periódico poner a sus lectores con este titular:
“Manifestación por la libertad frente a minimanifestación de radicales”
Sin saber de qué va el tema, unas preguntas a bote pronto: ¿qué prefieres? ¿con qué te quedarías? ¿una “manifestación” o una “minimanifestación”? ¿con los que defienden “la libertad” o con “los radicales”? ¿quién es más guapa: la “joven preciosa princesa” o la “vieja bruja desdentada”?
Ahora el tema: la piscina del director de EL MUNDO (edición Madrid). Los manifestantes por la libertad defendían que la piscina del director del períodico EL MUNDO pudiera ser usada de manera exclusiva por el director del periódico EL MUNDO. Los minimanifestantes radicales, defendían que fuera declarada de uso público (por estar en un terreno público).
Por si dudabas, el periódico incluía una foto.
La manifestación es la de abajo, la minimanifestación es la de arriba. Desde luego, la de abajo es mayor. Ahora bien, hay que tener un criterio especial, y no me refiero sólo a la preferencia por el color naranja en el vestir, para considerar que esa diferencia da para tanto. Eso, o haberse bebido los gin-tonics que yo no me tomé.
El periódico de Levante, por ejemplo, lo trataba así:
Las marchas ante la piscina reúnen a 900 partidarios y a 500 detractores
Los defensores coreaban «libertad sin ira» mientras los críticos pedían «una costa para todos»
La razón de esta coincidencia, es que, en Lugán, celebrábamos que hacíamos como que celebrábamos dos primeras comuniones y un bautizo de tres sobrinas que tenemos en común. Utilizo esta fórmula, tan cautelar, porque la parte religiosa de la ceremonia, que es lo que se debería celebrar, me parece que no interesó a nadie. Desde luego, a nadie menor de setenta años y, claramente, ni a él ni a mí. Eso no impidió que él fuera el padrino y luciera traje y corbata, aunque, quizá, con más tonos naranjas de los que se consideran elegantes en ámbitos más urbanos y repolludos. No digo esto desde la autosuficiencia, pues otro de mis cuñados, dijo, literalmente, que yo parecía un presentador de televisión.
En todo caso, me pareció que el director de la Crónica del Mundo de Castilla-León (edición de Valladolid), estaba en su salsa en aquella falsa fiesta religioso-rústico-familiar, lo cual, creo yo, es una virtud cuando se dirige un periódico pelín mentiroso y destinado a una comunidad tan rural que podría cohibirse, ante un traje, digamos, de Hugo Boss.
Pensé en esas cosas, al día siguiente, domingo, mientras intentaba comprender de qué lado pretendía su periódico poner a sus lectores con este titular:
“Manifestación por la libertad frente a minimanifestación de radicales”
Sin saber de qué va el tema, unas preguntas a bote pronto: ¿qué prefieres? ¿con qué te quedarías? ¿una “manifestación” o una “minimanifestación”? ¿con los que defienden “la libertad” o con “los radicales”? ¿quién es más guapa: la “joven preciosa princesa” o la “vieja bruja desdentada”?
Ahora el tema: la piscina del director de EL MUNDO (edición Madrid). Los manifestantes por la libertad defendían que la piscina del director del períodico EL MUNDO pudiera ser usada de manera exclusiva por el director del periódico EL MUNDO. Los minimanifestantes radicales, defendían que fuera declarada de uso público (por estar en un terreno público).
Por si dudabas, el periódico incluía una foto.
La manifestación es la de abajo, la minimanifestación es la de arriba. Desde luego, la de abajo es mayor. Ahora bien, hay que tener un criterio especial, y no me refiero sólo a la preferencia por el color naranja en el vestir, para considerar que esa diferencia da para tanto. Eso, o haberse bebido los gin-tonics que yo no me tomé.
El periódico de Levante, por ejemplo, lo trataba así:
Las marchas ante la piscina reúnen a 900 partidarios y a 500 detractores
Los defensores coreaban «libertad sin ira» mientras los críticos pedían «una costa para todos»
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