FIDEL CASTRO A LAS PUERTAS DEL PURGATORIO

Como alumno de filosofía, siempre me sentí más cómodo con los medievales que con los griegos (como profesor me pasa lo mismo, con la pega de que los medievales son sólo un paréntesis del temario). Los medievales, a fin de cuentas, son los griegos más el cristianismo y el cristianismo es algo que uno conoce por experiencia. Al dios de los judíos lo mamamos en casa pero los dioses griegos sonaban a chino: eran muchos y parecidos a nosotros, se metían en jaleos, dominaban a los hombres... ahora que lo pienso, eran como los cantantes de Heavy. Algo con sentido, pero para otros.

Leer las grandes obras de la literatura clásica me pareció, por eso, bastante complejo. Los protagonistas parecían sólo el eco de los dioses. Nunca sabías si el cabreo era de Aquiles o de Zeus.

He pensado en estos temas al ver las desternillantes fotos de Fidel Castro que se publicaron ayer. Particularmente, esta:



Lo impresionante de esta foto es el punto de vista, desde dónde está hecha. Fidel Castro sostiene un periódico (obviamente, gramma) en el que aparece él mismo bajo un titular que dice: absuelto por la historia. Esto, lógicamente, ocurre más allá de la historia, o fuera de la historia, o por encima de ella, en una geografía confusa, pero en cualquier caso, divina. La dificultad de mostrar el más allá se manifiesta en que el protagonista haya elegido el chandal como prenda. En la foto del periódico gramma, dentro de la historia, viste un traje militar, pero cuando mira la historia desde fuera, viste de chandal, mostrando ese espíritu deportivo, de puro juego, que algunos presuponen a las fuerzas que dominan el mundo. Aquí sorprenden varias cosas: ¿no es una concesión al capitalismo la ostentación de la marca “adidas”? ¿no es una concesión a la burguesía internacional, de urbanización con piscina, el recurso al chandal dominguero? pero, sobre todo, ¿por qué conformarse con una absolución? No cabe sospechar, con el apoyo de Freud y de todos los compradores de mercado y bazar que en el mundo han sido, que quien se conforma con una absolución es que se considera culpable.

Pobre Fidel. Se nos presenta como un dios griego, pero es demasiado cristiano: teme tanto al juicio final que se conformaría con un aprobado. Quiere mostrar arrogancia olímpica (otra vez el chandal), pero está acojonado porque, incluso en su mejor fantasía, sabe que le espera una buena temporada de purgatorio (conformarse con la absolución le delata).

Luego está esta foto, pero se comenta sola:

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