AHORA, A DEFENDER

La frase que da título a este comentario no es nada original. Sí lo es su uso. En lugar de emplearla cuando las cosas van bien, en nuestro grupo de amigos la utilizamos, paradójicamente, cuando las cosas van mal.

La causa de este dislate es Ventura. Cuando estábamos en Salamanca, jugamos un partido de futbito en el que nos estaban dando una auténtica paliza. Perdíamos, al menos, por cinco a cero (aunque creo que eran seis). Entonces marcamos un gol y, mientras volvíamos a nuestro campo, Ventura empezó a arengarnos a grito pelao:

- Ahora, a defender. Ahora, a defender.

Nos dio tal ataque de risa que se incrementó la goleada. Perdimos un partido, pero ganamos una frase. Una frase fantástica.

El otro día, en un reportaje del telediario de la noche de Cuatro investigaban la influencia que tendría el posible voto de los emigrantes en las próximas elecciones municipales y autonómicas. Se da por supuesto que esa posibilidad favorecería a los socialistas, por su política de regularizaciones. Los de Cuatro mostraban que, desde luego, no siempre. Entrevistaron a una señora que yo diría que era originaria de Ecuador y, en cualquier caso, inequívocamente extranjera, que dijo que ella a Zapatero no le votaba ni loca. ¿Por qué? Porque no le gustaba nada lo que estaba haciendo con los emigrantes.

-Ya somos muchos y él sigue dejando entrar a toda esa gente.

-Yo, desde luego, soy muy ingenua, dijo Raquel.

- Ahora, a defender, pensé yo que había pensado esa buena mujer.

¿A cuánta gente representa esa señora? Ni idea. Tampoco importa mucho. Su existencia individual ya es suficientemente interesante. Si eso lo hubiera dicho un español sería xenofobía. Dicho por una extranjera es egoismo. Al fin de cuentas, la xenofobía es una forma de egoismo en la que el yo (el ego) es colectivo, un país. Ella no tienen un país desde el que defenderse (el suyo no está lo suficientemente bien para que ella se quedara allí), pero a si misma se conoce perfectamente y casi seguro que le ha costado un gran esfuerzo personal alcanzar la posición que ahora ocupa, aquí y saliendo en la tele.

Al fin de cuentas, es por mejorar ellos mismos, cada uno individualmente, por lo que vienen los extranjeros. Si quisieran una solución glogal, impulsarían leyes para que sus estados pasaran a formar parte de algún estado europeo. Y no van por ahí los tiros (El cacareado derecho de autodeterminación no se entiende como que a Ecuador se le permita votar si quiere ser comunidad autónoma española).

El egoismo de quien no tiene nada más bien se llama instinto de supervivencia. Cuando ya se alcanza una hipoteca, o se opina en un telediario, es cuando el nombre de egoismo puede usarse con menos repelús.

La posibilidad de que el rechazo a los inmigrantes lo sientan los propios inmigrantes, abre la puerta a combinaciones horrorosas de la que la menor es, desde luego, la legitimación del rechazo a los inmigrantes de los nacionales.

La aparición en un telediario de esa señora tan dispuesta a defender ahora, me resultó tan perturbadora como la primera vez que vi el afeitado de ojo de un perro andaluz.

Comentarios

heptafon ha dicho que…
No está tan claro que la buena señora del comentario vaya perdiendo 5 a 1. Yo diría que va ganando 1 a 0 y aplica la frase en el más estricto estilo clementino (de Javi Clemente, no Clemente de las Cuevas).

No hay que dejar entrar a los inmigrantes, ya, se puede estar de acuerdo o no con la idea, pero ¿como se le ponen puertas al campo? (por usar una frase hecha). ¿Cómo controlar a los cayucos? ¿cómo impedir que lleguen "turistas" desde Sudamérica que luego se quedan?. El auténtico efecto llamada es el de la gente que llega, encuentra trabajo y se trae familia, y anima a parientes y amigos a seguir su suerte. Contra eso ¿qué se puede hacer?.