GABRIEL ELORRIAGA: PRINCIPIOS Y PROPORCIONES DE UN PORTAVOZ DEL PP.

Con una actitud que nadie que conozca a los españoles podría considerar electoralista, el PP optó por colocarse al lado de Israel en su campaña contra el Líbano. Al principio habló Eduardo Zaplana (he votado por él en una encuesta sobre con qué político te gustaría irte de vacaciones). Dijo que el gobierno estaba haciendo el ridículo aislándose de la comunidad internacional, que Zapatero estaba otra vez en fuera de juego, y así. Lo habitual.

La razón que se exhibía para defender a Israel es la lucha contra el terrorismo. El PP, lógicamente, está con los que luchan contra el terrorismo. (Los demás están con el terrorismo, como es bien sabido).

Como, con el pasar de los días, la lucha contra el terrorismo llevaba a Israel a cometer desmanes que no quedaban bien en televisión, el PP sacó a Gabriel Elorriaga a mantener el discurso con una cara más amable. Yo le oí en una entrevista en la Ser. Dijo que no podía pronunciarse sobre la proporcionalidad de la reacción israelí y se refugió otra vez en los principios:
- ¿o es que negábamos el derecho de Israel de defenderse de ataques terroristas?

Ya sé que es un truco de político profesional, y que un mínimo de cinismo compartido me debería mover a la compasión, pero oyéndole pensé lo triste que tiene que ser ir por la vida sin sentido de la proporción, fiándolo todo en los principios.
- El niño del vecino ha robado en nuestro ciruelo.
- Cumplimiento íntegro de las penas.

Lo que le falta a Gabriel Elorriaga, el bueno de Aristóteles lo llamaba Prudencia: la capacidad para adaptar la norma a la situación.

Después de la masacre de ayer, el PP ha vuelto a cambiar de portavoz. Para condenarla han tenido que echar mano de Gustavo de Arístegui. Se ve que 34 niños y 16 mujeres muertos no debían ser un denominador al que Gabriel Elorriaga supiera encontrarle un numerador proporcionado. O eso, o que los principios se puedan modificar por cuestiones cuantitativas.