ENSEÑANZA, RELIGIÓN Y MANIPULACIONES
Ayer por la mañana pensé escribir otra vez sobre la enseñanza de la religión y aclarar dos cosas:
1. Nada cambia. La clase de religión sigue existiendo para quien la quiera, como hasta ahora. Su nota no tiene valor académico, como hasta ahora. (teniendo en cuenta que el profesor de religión lo nombra el obispado, sería como si le diéramos valor catastral a un registrador de la propiedad nombrado por Comisiones Obreras). Al profesor de religión le pagamos con dinero público, como hasta ahora.
2. Una clave para tanto ruido está en las sencillas obligaciones que se imponen a la concertada (compartir a los emigrantes). El verdadero derecho que reivindican los padres católicos es el de llevar a sus hijos a las escuelas de los católicos sin mezclarse con la chusma. Y que, por supuesto, se lo paguemos todos.
Luego leí esta carta, que lo explica muy bien y de la que tomé el título de este apartado:
“Soy católica y practicante, o lo era al menos hasta este pasado domingo, en que por tercera vez en este año me he tenido que salir de la iglesia al final de la misa al escuchar al sacerdote pedir a los fieles que se manifiesten en contra del Gobierno, esta vez incluso señalaba que la parroquia misma organizaba el viaje a Madrid.
Para mí, la religión es algo totalmente distinto de la política y no concibo que la Iglesia manipule a sus creyentes de esta manera. Tampoco entiendo que estén dando tantas vueltas con el asunto de la enseñanza de la religión, puesto que en las escuelas públicas se siguen impartiendo estas clases a todos los alumnos que lo desean, al igual que se ha hecho en épocas anteriores.
Más valdría que se preocuparan de hacer mejor labor social con inmigrantes y minorías étnicas, en lugar de cerrarles las puertas en sus escuelas concertadas valiéndose de mil artimañas.”
Carmen de Domingo - Valladolid
Resulta irónico pensar que el cura que organiza la manifestación también cobra del dinero público: el Estado español sobrefinancia a la Iglesia Católica en un 30%, incumpliendo, esta vez sí, el Concordato. Por este motivo, sin embargo, no se conocen quejas católicas.
1. Nada cambia. La clase de religión sigue existiendo para quien la quiera, como hasta ahora. Su nota no tiene valor académico, como hasta ahora. (teniendo en cuenta que el profesor de religión lo nombra el obispado, sería como si le diéramos valor catastral a un registrador de la propiedad nombrado por Comisiones Obreras). Al profesor de religión le pagamos con dinero público, como hasta ahora.
2. Una clave para tanto ruido está en las sencillas obligaciones que se imponen a la concertada (compartir a los emigrantes). El verdadero derecho que reivindican los padres católicos es el de llevar a sus hijos a las escuelas de los católicos sin mezclarse con la chusma. Y que, por supuesto, se lo paguemos todos.
Luego leí esta carta, que lo explica muy bien y de la que tomé el título de este apartado:
“Soy católica y practicante, o lo era al menos hasta este pasado domingo, en que por tercera vez en este año me he tenido que salir de la iglesia al final de la misa al escuchar al sacerdote pedir a los fieles que se manifiesten en contra del Gobierno, esta vez incluso señalaba que la parroquia misma organizaba el viaje a Madrid.
Para mí, la religión es algo totalmente distinto de la política y no concibo que la Iglesia manipule a sus creyentes de esta manera. Tampoco entiendo que estén dando tantas vueltas con el asunto de la enseñanza de la religión, puesto que en las escuelas públicas se siguen impartiendo estas clases a todos los alumnos que lo desean, al igual que se ha hecho en épocas anteriores.
Más valdría que se preocuparan de hacer mejor labor social con inmigrantes y minorías étnicas, en lugar de cerrarles las puertas en sus escuelas concertadas valiéndose de mil artimañas.”
Carmen de Domingo - Valladolid
Resulta irónico pensar que el cura que organiza la manifestación también cobra del dinero público: el Estado español sobrefinancia a la Iglesia Católica en un 30%, incumpliendo, esta vez sí, el Concordato. Por este motivo, sin embargo, no se conocen quejas católicas.
Comentarios
Quiero a Rouco de Invitado con peineta española.
Y acto seguido que se vote la ruptura unilateral del Concordato.
Fuera nacionalistas, Conferencial episcopal y comunistas de la vieja guardia.
Eso sí, a Rouco, como al Osito Carod, hay que escucharlo y quererlo en la diferencia.
El problema no radica en la subvención. El dinero me la suda.Me preocupa más la falta de lógica que rige algunos planteamientos. Y la forma de imponer esa alogia, sean mineros, curas o nazionalistas.
Como dice Espada con toda precisión, La Conferencia episcopal es un golpe de estado permanente.
Hacia fianles de noviembre o primeros de dicembre ese emitirá un problema sobre el estado actual de la minería asturiana.
Yo colaboré en el guión de ese programa.
No conseguimos que ningún minero hablase a título personal. Fuel departamento de Comunicación de Hunosa el que se hizo catgo de seleccionar los entrevistados.
La UGT remató la faena enviando a uno de us delegados sindicales.
Alguno de los contactados, en el momento de la verdad, se fueron de vacaciones.
Espero que la directora del programa respete su inicila intención.