Tim Kretschmer, alemán de 17 años, murió ayer después de matar a 16 personas. Tim, al parecer, se vistió con un traje de camuflaje y se tapó con un pasamontañas porque, para saber a dónde disparar, con los ojos es suficiente. La noticia la vi ayer en el telediario de Cuatro, donde, con gran precaución, mostraban la foto de Tim Kretschmer invertida: de paisano, descubierto, y con los ojos tapados mediante un pixelado pudoroso. Me fijé mucho en ese pixelado, fruto de nuestro extraño e histérico respeto por la imagen de los adolescentes, por nuestra idea de cómo debe ser la imagen de los adolescentes, con absoluta independencia de los adolescentes y de su imagen. Somos monjitas moralistas que ocultan, candorosas, lo único que habría que ver.