BERGMAN

El día en que supe que Bergman había muerto, me acordé de Fresas salvajes, de lo mucho que me había gustado. Luego, en el baño, después de afeitarme, quise limpiar los pelillos que quedan en el fondo del fregadero y abrí el grifo. El fondo es plano y rápidamente el agua alcanzó una altura que permitía que, al mover la mano, rebosara sobre los dedos, que acariciaban el fondo. Duró poco, pero, mientras tanto, me alcanzó una extraña sensación de armonía: ejecutar una acción, participar de un equilibrio, ver y sentir que la limpieza y el frescor iban de mi mano. Y pensé lo que sería no ya encontrarse una belleza así, sino crearla y, por eso, volví a pensar en Bergman, en lo mucho que me había gustado Fresas salvajes.

Comentarios

heptafon ha dicho que…
También murió Antonioni...